Este marco es para la expresión literaria entre muchas que nos hacen a los seres humanos 'multifacéticos'. "Aquel que no explota todo su potencial no puede considerarse humano", dice por ahí algunas historias.
Podre algunos extractos de mis obras y bueno, no las publicare por completo por aquello de las participaciones en concursos y esas ilusiones que tenemos los escritores semi-frustrados (risas).
LA CAJA
La más vieja, la más fuerte emoción experimentada por el ser humano, es el miedo. Y la forma más poderosa que se desprende de ese miedo es el miedo a lo desconocido.
H. P. Lovecraft
El cielo sobre aquel hombre, atestado de nubes, es tan gris, tan oscuro y sin embargo no es de noche aún. Sigue andado por aquella calle, sin rumbo fijo y con la mirada perdida. Personas en el suelo, con unos rostros imposibles de reconocer; automóviles, camiones chocados, volteados… Lo que queda de las casas de alrededor son testigos mudos de mejores días.
Maltrecho y cansado esta Justo Arias, sus ropas echas jirones, con una heridas leves y su mente un remolino que solo da confusión. Mientras camina, un olor fétido llega a su nariz y lo hace girar, al ver cual es el origen de la maloliente esencia, salió de su transe, abre tan grandes los ojos como puede: - ¡Ahhhhh! – es lo único que sale de su boca, para después salir corriendo despavorido. Cuando por fin puede tranquilizarse, da un vistazo a su alrededor, a si mismo y dice para sus adentros: - Por dios, ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué paso conmigo?... -. Al dar una mirada más al terrible paisaje que tiene por todos lados, cierra sus ojos, esta lleno de miedo pero es cuando se da cuenta que por algo más tiene que preocuparse: -¡Mi familia! ¡¿Qué habrá pasado con mi familia?! – exclama haciéndose un eco en la calle. Se arma de nuevos bríos y corre hacia su hogar. No se detiene a verificar si alguno coche funciona sino hasta varias cuadras después que encuentra una motocicleta que todavía podía servir. – No creo que este tipo la use de todas maneras – dice mientras la enciende.
Mientras avanza por la calle llena de obstáculos: otros vehículos, personas…, recuerda momentos de su vida. Había estado trabajando como chofer de una gran fábrica que hace todo tipo de cosas para el gobierno, era el tipo que no hacia preguntas, ya eran 8 años de servicio y como le pagaban bien se limitaba a hacer su trabajo: llevar la mercancía de la fabrica al almacén que esta del otro lado de la ciudad, a veces hacia hasta 10 viajes pero mientras su sueldo pagara las cuentas de la casa, la comida, alguno que otro detalle que su esposa le pusiera al hogar y la primaria de su pequeño hijo Daniel todo esta bien. Al tener esto en mente, pasa primero a la escuela a buscar a su hijo.
Entra como si nada, nadie podía impedírselo. - ¡Daniel! ¡Daniel! ¡¿Dónde estas hijo?! – grita desesperado, al ver que se repetía el panorama del camino por donde venia, piensa lo peor. - ¡Daniel! ¡¿Dónde estas hijo mío?! – seguía gritando, ahora con lagrimas en los ojos y buscando en el piso de los salones. Pero por más que busca, no lo encuentra y por un momento, siente alivio. – Su madre debió llevárselo temprano, ha estado enfermo toda la semana, debe estar en casa – dice para poder tranquilizarse y no pensar en tragedias.
Vuelve a montarse en la motocicleta, esta vez rumbo a su casa pero se da cuenta que casi no tiene gasolina. - ¡Rayos! ¡Esta chatarra ya tiene el tanque vacío! -. Mira hacia la avenida por donde acaba de circular y ve una gasolinera. - ¡Que suerte tengo! – dice con un tono un poco más vivo. Llena el tanque, pero no paga, como hacerlo con nadie… de pie. Falta un buen tramo para llegar a lo que es su hogar y recuerda lo que había pasado varias horas antes. Entro a las 8:00 A.M. como cualquier otro día, y ya esta lista la primera salida de la mañana. En la camioneta de la compañía estaba una caja enorme, con un el número NUN8817 en un costado, parecía una pieza de alguna gran maquina o un contenedor. – Oye Luís, ya sabes que no me gusta estar de curioso, pero ¿no sabes qué es eso? Esta carga es muy grande y como que llama la atención jeje-. Luís Díaz, el supervisor de carga y amigo de años de Justo, le dijo en tono un tanto de relajo también: - Jeje, pues la verdad no se nada, ya estaba listo cuando llegue, lo único que se es que lo quieren lo antes posible en la almacén y pues como tú eres el primero en llegar… -. – Bueno pues, es mejor empezar de una vez, por fin es viernes, es día de paga y mañana nada más medio turno -, dijo Justo a tomar las llaves de la camioneta 0117 y encenderla.
Regresando a al crudo presente, sigue avanzando en aquella motocicleta por una avenida muy obstruida cuando de pronto se encuentra con un trailer que impide por completo el paso. Con gran enojo dice: - ¡Me lleva la que me trajo! ¡Ahora tardaré más en llegar! -. Da media vuelta y busca una calle que no estuviese bloqueada.
Recuerda más de su día. Llego a la bodega y vio a 'Fercho', un chavo de no más 20 años que trabajaba medio tiempo, el vigilaba la puerta. - ¿Cómo amanecimos hoy mi Fercho? – le preguntó Justo. – Muy bien señor, siempre listo para el día de paga, digo, para el trabajo, jajaja -. Justo también ríe y avanza hacia la Entrada 3, donde tiene que dejar su carga. En la entrada estaban 5 personas que Justo no había visto trabajar ahí antes, notó algo raro pero no le dio importancia. – Buenos días Sr. Arias, espero que no tuviera contratiempos de camino para aca – dijo uno de los sujetos. – Buenos días, no tuve ningún problema – respondió Justo algo desconfiado. Mientras firmaba el documento de recibido, estaban bajando muy cuidadosamente la caja, para ponerla dentro de el contenedor de un trailer. – Que raro. Usaran un trailer para llevar esa caja a otro lado, eso lo hubieran hecho desde la fabrica – pensó Justo.
Ya una vez los papeles en orden, los operadores tienen la ardua labor de meter con sumo cuidado la enorme caja en el contenedor, Justo lleva su camioneta del otro lado de la bodega, tiene que pasar al baño. Cuando estaba por salir, se detiene en la puerta, oye unos gritos, escucha un estruendo, como si el mismo cielo se partiera, y después todo en blanco.
Detiene la motocicleta unos metros antes de su casa, con un sudor frío que recorre todo su cuerpo. No entiende lo que paso cuando estuvo en la bodega, no recuerda lo que paso después, solamente recuerda desde el momento que reacciono en la calle. Pero por el momento no le interesa resolver esas dudas, solamente piensa en su familia. – Ellos están bien, si lo están – dice para no perder la calma. Pero las casas vecinas le muestran la posibilidad contraria. Entra, pero lo que le espera es algo aterrador, tanto que se queda mudo por un momento, solamente mira fijamente lo que alguna vez fueron sus seres queridos, no lo parecen pero sabe que son ellos. Es tal la impresión que comienza a gritar.
- ¡Amor! ¡Despierta! – le dice Susana a su esposo mientras trata de despertarlo. Justo despierta agitando, sudando frío. – Tuviste una pesadilla, gritabas como loco - le dice su esposa con una leve risa. – Si es verdad, ¡uff! ¡Que loco sueño!, pero bueno ya me tengo que ir a trabajar, ya es tarde – le dice Justo mientras se mete a bañar.
Llega al trabajo y su supervisor le dijo: - Bueno Justo, te dormiste, Alfonso llego temprano y ya se fue al almacén. Tienes q ir a para allá, a traer algo, aquí tienes los papeles -. Perdóname Luís, ya salgo para allá-, contesta Justo. Mientras maneja, recuerda parte de su sueño: - Jaja, que loca puede ser la mente a veces pues – acierta a decir. Llega a la fábrica, saluda al 'Fercho', se detiene Entrada 2 y mientras suben su carga, ve en la entrada 3 a Alfonso llenando sus papeles y va a saludarlo. – Que madrugador Ponchito – le dice Justo muy burlón. Alfonso solamente se ríe un poco y dice: - Y tu muy flojo, fui el primero y me traje la 0117 con una carga muy grande, te dejo, antes de regresarme tengo que hacer una escala técnica jeje-. Alfonso se va y en eso Justo vuelve la mirada a la Entrada 3, entonces sus ojos se abren demasiado, como si quisieran salirse, de su boca solamente salen balbuceos. Unas 5 personas están colocando una enorme caja dentro del contenedor de un trailer, la caja tiene el numero NUN8817 en un lado. - ¡AHHHHHH! – grita con todas sus fuerzas un aterrorizado Justo Arias, los hombres se distraen, más gritos, un estruendo y después… después nada…